Por eso dije:
Porque yo soy el y soy ella, un tipo que deja salir a la mujer que lleva adentro y cuando ella sale se apodera de su mente, su voluntad y su bolsillo.
Pero eso dura tan poco que no hay tiempo de acostumbrarse a la peluca y a los tacos altos.
Por ejemplo acá, en internet, él deja que yo(ella) haga y deshaga a piacere, salvo cuando los lobos aúllan y quieren salir 'para charlar y conocerse'.
Ahí se pone loco.
-¡Puta! -me dice-, lo único que te importa es que te la pongan!
Y yo agacho la cabecita y anulo las citas una tras otra y me quedo mirando a la nada, como si en la nada pudiera encontrar consuelo.
Y yo agacho la cabecita y anulo las citas una tras otra y me quedo mirando a la nada, como si en la nada pudiera encontrar consuelo.
Pero hay excepciones, y esta es una de ellas:
LA CITA
Habíamos quedado con un señor para encontrarnos, digo 'habíamos' porque el muy hijo de puta estuvo todo el tiempo viendo y controlando, aclarando que el va de hombre y que si da para seguir me deja a mi, que me tengo que vestir apurada porque a los tipos les agarra la impaciencia y empiezan con el ¿te falta mucho?
Fuimos y, obviamente, él sabe dónde hay que ir, el sabe manejar, el la tiene clara y yo soy la pelotuda que en lo único que piensa es en chupar una buena pija...
-¿Ves? Sos una puta barata. Nos volvemos.
-No, no, por favor no. Dale, dejame una vez aunque sea.
-Está bien, pero acordate que es mi boca y es mi culo.
Llegamos y el tipo era un bomboncito maduro que de solo verlo se me cayó la bombachita, pero nada, me mandó para adentro y se sentaron a charlar mientras tomaban un café.
Y los muy hijos de puta pegaron rebuena onda, pero no en el sentido que yo quería, sino buena onda de dos chabones que se caen bien y es como si se conocieran de toda la vida.
En eso llegan dos pendejas y se sientan en la mesa de al lado, dos trolitas con las hormonas efervesciendo y sus tetas y sus culos que no se pueden creer. ¿Y qué pasó? Pasó que estos dos viejos verdes de mierda se ponen a charlar con las pendejas y en quince minutos ya se las levantaron y enfilaron para el telo.
El mismo telo donde el madurito ese me iba dejar el culo como una flor.
El mismo telo donde el madurito ese me iba dejar el culo como una flor.
A la vuelta puro silencio, ni un reproche, nada.
Pero todo tiene su recompensa, al día siguiente me dejó comprar un vestido, unas medias y un par de zapatos espectaculares.
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